"La Rectoversión enseña lo siguiente: lo que opone un mundo a otro mundo depende de muy poca cosa: una faja de madera; tan sólo un punto de vista subjetivo, muy relativo. En resumidas cuentas, no hay separación, ni conflicto. Basta con callarse y pasar al otro lado." Siguiendo las huellas de Marcel Duchamp, quien escribió: "es el que mira quien hace el cuadro", la rectoversión declara: "es el que mira quien hace el recto".

Al pintar cada cuadro ya no solamente en su cara visible (recto) sino también en su cara oculta (reverso), hemos puesto a descubierto un campo de investigación virgen. Este recurso plástico que consiste en pintar ambas caras de un cuadro nos permite seguir practicando la pintura en su más estricta bidimensionalidad al tiempo que proponemos un planteamiento plástico inédito. Esta práctica la situamos dentro de una crítica más general de una ideología de la rectitud, simbólicamente masculina, que ha llevado consigo una desvalorización de todo lo relacionado con el reverso, en beneficio exclusivo de lo que es rectilíneo y se asocia con el recto.

La Rectoversión, como propuesta plástica nacida del cuestionamiento del reverso, se enmarca en un contexto más general de avance de los valores simbólicamente femeninos y arroja una luz distinta sobre todo lo relacionado con el reverso. Pero no por ello se puede asimilarse a una reversión ni una inversión. No pretende en absoluto instituir el reverso en recto ni a la inversa. Fundamentalmente abierta a lo ajeno, la Rectoversión se nutre de las diferencias antes que las niega. Al proponer un nuevo enfoque del cuadro, se sitúa en un nuevo mundo donde lo racional y lo irracional se vuelven complementarios y donde sin embargo subsisten las diferencias...(...)...

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